jueves, 11 de abril de 2013

Objeto de la valoración - I

La valoración tiene por fin determinar, a partir del tiempo que invierte realmente el operario observado, cuál es el tiempo tipo que el trabajador calificado medio puede mantener y que sirva de base realista para la planificación, el control y los sistemas de primas. Por consiguiente, lo que debe determinar el analista es la velocidad con que el operario ejecuta el trabajo en relación con su propia idea de velocidad normal. La velocidad de trabajo representada por el tiempo invertido en ejecutar los elementos de la operación es, en realidad, lo único que se puede medir con el cronómetro. La mayoría de las autoridades en la materia lo reconocen.
¿De qué velocidad se trata? ¿Sólo la de movimientos? Con seguridad que no, porque un trabajador no calificado puede ejecutarlos con extraordinaria rapidez y a pesar de ello invertir más tiempo en la operación que su colega calificado que parece trabajar con más lentitud. El trabajador no calificado realiza muchos movimientos innecesarios que el experimentado eliminó hace mucho tiempo. Lo único que importa es la velocidad útil de la operación, y sólo se logra valorarla cuando se conocen a fondo, por experiencia, las operaciones que se observan. Es muy fácil que el observador inexperto crea erróneamente que el operario está rindiendo mucho porque hace muchos movimientos con gran rapidez, o bien que no valore el ritmo de trabajo del operario experto, que actúa en apariencia con lentitud, pero ahorrando movimientos. Un aspecto del estudio de tiempos del que mucho se habla es la valoración del esfuerzo. ¿ Debe valorarse ?; y en caso afirmativo, ¿ cómo ? Este problema surge tan pronto hay que evaluar tareas que no sean del estilo que exige poco esfuerzo muscular. El esfuerzo es muy difícil de valorar, y cuando el obrero comienza a desplegarlo, lo único que se puede medir es el cambio de velocidad.
La intensidad del esfuerzo requerido por la tarea y el grado de dificultad son cuestiones de criterio que deberán determinarse gracias a la experiencia que se tenga de esa clase de trabajo. Por ejemplo, si un trabajador tiene que levantar un molde muy pesado de la mesa en que fue llenado para transportarlo al otro extremo del taller y depositarlo en tierra junto al cazo de colada, sólo la experiencia del observador podrá decir si el obrero ejecuta la tarea a velocidad normal, baja o elevada. Es sumamente difícil que quien no haya estudiado nunca operaciones que requieren transportar grandes pesos pueda evaluar acertadamente una operación de esta clase la primera vez que la observa.

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